Fuente: Externa

Londres.– Este 24 de noviembre se cumplen 34 años de la muerte de Freddie Mercury, icónico vocalista de Queen, cuyo talento y carisma marcaron a generaciones. Mercury falleció a los 45 años en su residencia de Garden Lodge, en Londres, dejando un legado musical y social que sigue vigente.
Diagnosticado con VIH en 1987, Mercury mantuvo su enfermedad en secreto hasta un día antes de su muerte, comunicándola únicamente a su círculo más cercano, incluido su asistente Peter Freestone.
Último período de vida de Freddie Mercury
A pesar de la gravedad de su condición, decidió enfocarse en la música y continuar grabando con Queen en el estudio de Montreux, Suiza. Brian May, guitarrista de la banda, recordó que el estudio era para Mercury un refugio, un lugar donde podía vivir su pasión sin preocuparse por la enfermedad.
Su último trabajo en estudio fue la canción “Mother Love”, que no pudo finalizar debido a su deterioro físico.
Durante sus últimos meses, Mercury optó por dejar de lado la medicación para ralentizar la enfermedad, buscando tranquilidad en su hogar y compañía de su pareja, Jim Hutton, y sus gatos, quienes siempre fueron parte importante de su vida.
El 24 de noviembre de 1991, Mercury falleció debido a una neumonía bronquial relacionada con el SIDA. Su muerte conmocionó al mundo, y millones de fans, quienes apenas conocieron su diagnóstico unas horas antes, se volcaron a su residencia para rendirle homenaje con flores y mensajes de cariño.
Sus compañeros de banda describieron su partida como un momento impactante, aun tras años de preparación emocional.
El impacto de Mercury trasciende la música. Su legado social se consolidó con la creación del Mercury Phoenix Trust, fundación que lucha contra el VIH/SIDA, recaudando millones de dólares desde su fundación y promoviendo eventos como “Freddie por un día”.
- Su influencia se refleja también en su presencia en la cultura pop: documentales, biografías y reconocimientos como su ingreso al Salón de la Fama del Rock & Roll y al de Compositores.
Más allá de su voz y canciones inmortales como “Bohemian Rhapsody” y “We Are the Champions”, Freddie Mercury se convirtió en un símbolo de resistencia frente al estigma del VIH, demostrando cómo la música puede transformar y unir a la sociedad.
Su vida y su arte siguen inspirando a millones en todo el mundo, recordando que su espíritu permanece vivo a través de su legado.
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